"Un dia, ese hombre, que en paz descanse, queriendo demostrar lo bien que se comportaba con las visitas, tomo a la tal niña, la puso encima del caballo y, como si fuera un corcel de una princesita, la paseo de un lado a otro de la casa de mis abuelos mientras que yo, callado, sufria el disgusto y la humillacion. Ese dia estaba prometido para mi.
Algunos años mas tarde, en la excursion de fin de curso del colegio, montene uno de esos caballos, pensando que tal vez el pudiese con esa accion indemnizarme en la adolescencia por el tesoro que me fue robado en la infancia: la alegria de una aventura que habiendo estado al alcanze mi mano, no me dejaron tocar.
El caballo me llevo a donde quiso, paro cuando se le dio la gana y no dio vuelta la cabeza para despedirse cuando me deje caer de la silla. Lo que son las vueltas del destino y la decoracion que hoy tengo imagenes de esos animales por toda la casa entre cuadros y esculturas.
Quien me visita por primera vez me pregunta si hago equitacion o le hago a la jineteada.... contesto internamente "no me jodas boludo", pero exteriorizo un "no a la familia en si le gustan". Cuando la unica verdad es que todavia sufro los efectos de la caida de un caballo que nunca monte.
Por fuera no se nota, pero el alma me anda cojeando desde hace unos 15 años.
Ayer pase tres veces y me cuesta dejarte un comentario en esta nota, me cuesta expresar en palabras las cosas soy bastante básica a la hora de escribir, pero te podría decir que no son buenas las cuentas pendientes... aunque quien no las tiene, lástima que te hayan marcado de esa manera. Espero no entrar en la categoría de "no jodas boludo" con el comentario. Te mando un gran saludo
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