Ella tuvo seguridad. Ella fue la que un viernes cualquiera de los últimos cinco años, en una fiesta, mientras el tomaba una cerveza con conocidos, lo interrumpió para sacarlo a bailar. Para el, lo que sobresalió en aquella invitación fueron sus blancos dientes y su pelo atado, le daba la sensación que perfeccionaba más su cabeza. Para el resto de la fiesta lo que sobresalió inmediatamente después, fue lo mal que el bailaba. Pero ella, sabiéndolo era feliz igual.
Ella fue la que le dijo que no le importaban las caras de culo de su familia, que le iba a enseñar a dejar de lado groseros errores de crianza para no ser la cara de culo infaltable en cada evento socio/familiar.
Ella fue la misma que le dijo una noche veraniega, acostados sobre una lona en el patio de su casa con un producto de 1 año y dos meses respirando y durmiendo sobre su falda: “relájate un poco gordo y viví para ser feliz”. Mientras miraban al cielo pareciendo buscar nada.
Ella fue la que un día cualquiera, dejo de decir para empezar a hacer.
Ellos se enamoraron por todo, pero el día para recordarlo es el 15 de marzo de cada año.
Amor, ternura, discusiones, noches de mal dormir, llantos de amor, altercados, fin de mes, obligaciones, situaciones limites, noches de películas, mediodías de asados, tallarines incomibles de una particular suegra, tc 2000 los domingos al medio día, retos, actos de colegio, sumas siderales en juguetes y muchas cosas mas son algunos de los aderezos con los que condimentan su día a día.
Ellos son una familia normal, pero saben que tienen algo único que los hace especial. Ellos muchas veces parecen desentonar con la realidad.
Se propusieron no temerle a la rutina, y darle a la vida el gusto de una casa despelotada, muchos deseos compartidos y una primogénita, que tiene la habilidad de ponerles los pies en la tierra.